Decálogo del activista de Derechos Humanos. Por Liu Santiesteban
Siempre tienes mi apoyo y yo siempre tengo el tuyo.
Siempre te animo y tú siempre me animas. Los pesimistas no ganan guerras.
Antes de disparar contra un posible traidor, revisa si tienes a tiro un enemigo declarado.
Observa a los nuevos activistas; si son coherentes y limpios durante un tiempo prolongado, podrás confiar en ellos.
Muchos solo suelen unirse sobre la base de un enemigo común. Encuéntralos y atácalos sin descanso. Posterga los temas que dividen.
No existe paz cuando te arrebatan tus derechos elementales. Recuperarlos requiere pensamiento y actitud de guerreros.
Comparte cada injusticia que veas, así cuando sean injustos contigo tendrás un ejército dispuesto a compartir la tuya.
Tus enemigos tienen el poder del dinero y la mentira, tú tienes el poder de la tecnología y la verdad: ¡úsalo!
No abandones tu patria bajo ningún concepto. En imprescindible quedarse y (si ya estás fuera) apoyar a todos los que luchan para lograr la libertad.
Protesta ahora o calla para siempre.